Sábado, 30-08-08
Esas moscas vulgares y golosas que evocaba Antonio Machado son también unos bichos muy listos. Bastaba con observarlas para admirarse de la habilidad con la que escapan del manotazo o el matamoscas amenazador. Pero un grupo de científicos estadounidenses ha optado por utilizar un sofisticado equipo, capaz de captar imágenes a gran velocidad, para ofrecer una explicación sesuda de su comportamiento.
Durante el experimento grabaron a los insectos preferidos por los científicos, la famosa «Drosophila melanogaster» o mosca del vinagre. El objetivo era estudiar su reacción en el momento en el que se les intenta dar caza. Filmaron cada reacción, cada flexión y movimiento del cuerpo, las patas y las alas. Todo en secuencias de milisegundos, la milésima fracción de un segundo. Un trabajo metódico que ha descubierto a unos bichos más interesantes de lo que cabría esperar. Su sistema nervioso está diseñado para procesar con rapidez información sensorial y dar una respuesta motora apropiada para escapar de situaciones difíciles.
El estudio, publicado en «Current Biology», muestra cómo en cien milisegundos el cerebro de las moscas percibe la amenaza, la localiza y establece un perfecto plan de huida. En mucho menos de un segundo ha preparado sus patas en la posición óptima para salir volando. Antes de que el cazamoscas intente aplastarla, habrá volado y siempre en la dirección contraria al ataque.
Las filmaciones del equipo de Michael Dickinson mostraron cómo cambiaba su huida. Si el matamoscas (un disco negro de 14 centímetros de diámetro) bajaba desde una posición frontal a la mosca, ésta movía sus patas intermedias hacia delante, se elevaba y extendía sus patas para irse hacia atrás.
Los ataques por la espalda tampoco supusieron un problema para las moscas porque poseen un campo de visión casi de 360 grados que les permite ver detrás de ellas. Aunque la reacción es diferente: las patas intermedias se mueven hacia atrás. Si la amenaza procede de un lateral, la mosca mantiene las patas intermedias inmóviles, pero inclina todo su cuerpo en la dirección opuesta antes de saltar. Los autores del estudio creen que ninguna reacción es gratuita y que las moscas planean cada uno de sus movimientos.
Un método para cazarlas
La investigación aporta nuevos datos que dejan entrever que las moscas poseen un sistema nervioso complejo. Y deja en la literatura científica nociones mucho menos profundas: un método infalible para cazarlas. El secreto está en la anticipación. Las moscas son listas, pero también predecibles, según han demostrado estos estudios. Por eso es mejor no apuntar al sitio exacto en el que se encuentra la mosca. «Es mejor ir un poco más hacia donde se cree que va a saltar cuando vea venir el cazamoscas», recomienda Dickinson.

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