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Pastor apela a una defensa de hierro para pelear por las medallas

ABC

PEKÍN. Llega la hora de la verdad para la selección española de balonmano, que se juega hoy su pase a semifinales ante la siempre dura y voluntariosa Corea del Sur, un enemigo pegajoso frente al que el conjunto de Juan Carlos Pastor ha de dar su mejor cara, un rostro que por ahora no ha ofrecido. El técnico había advertido de que para tener opciones en el torneo olímpico tendrían que ofrecer su mejor versión defensiva. Sin embargo, hasta el momento, esto no ha sucedido, y el mayúsculo enfado del seleccionador tras el choque ante Brasil (36-35) era notorio.

De todos modos, aunque las cifras indiquen que la campeona del mundo es muy floja atrás, posiblemente el enemigo en la barrera de los cuartos no es el peor que le podría haber tocado, evitando a Dinamarca o Alemania, ésta eliminada. Por ello, el 6-0 o el 5-1 por el que se opte mañana deberá funcionar al cien por cien para frenar a un rival, complicado, pero capaz de lo mejor (batir a la campeona de Europa, Dinamarca) y de lo peor (caer con Rusia de siete en la última jornada). Y es que la mejor virtud de los coreanos no es el ataque. De hecho, son los menos goleadores de los ocho clasificados, pese a tener en sus filas a Yoon, el gran jugador del Hamburgo.

Esto puede ayudar a España, que tendrá que minimizar sus pérdidas en ataque porque a los asiáticos sí les gusta la velocidad. Pastor, además de la preocupación de la defensa, que sólo funcionó en los diez minutos finales del partido ante Polonia, también está pendiente del estado físico de Alberto Entrerríos, con un golpe ante los brasileños y que de ser baja mermaría las opciones en ataque, donde se antojan fundamentales él, Iker Romero y Cristian Malmagro.

En las semifinales esperaría después el ganador del Francia-Rusia y caer ante los franceses, o los rusos, entra dentro de lo comprensible o justificable. Perder contra Corea, tal vez no. Sin embargo, Corea del Sur es una selección peligrosa. Ayer perdió ante Rusia (29-22) y se vio un equipo algo más flojo, pero en los primeros partidos sorprendió, y mucho. Hasta Iñaki Urdangarín, que con la selección ganó dos medallas de bronce en Atlanta´96 y Sydney 2000, admitió que le estaba sorprendiendo Corea.

No obstante, el duque de Palma reconoció que «suele tener un bajón por la exigencia física de su juego, pero está teniendo unos recursos tácticos brutales para poder ganar».

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